Delitos electorales que ponen en riesgo el destino de todo un país
El socialismo del siglo 21 conserva la esencia arcaica y nefasta del socialismo tradicional, en realidad solo cambia su nombre porque su propósito sigue siendo el mismo, el de instaurar la propiedad colectiva sobre la propiedad privada, centralizando el poder y designando quien o no disfruta de los beneficios del mismo.
Este “nuevo Socialismo” que de nuevo no tiene nada pretende también cambiar el sistema político y atentar contra la democracia, generando como resultado comprobado en diferentes momentos históricos, regímenes totalitarios que abusan del poder, provocan un detrimento de la economía y subyugan al pueblo ante la miseria.
Las principales características del socialismo del siglo 21 son:
- Elimina la propiedad privada, haciendo desaparecer el empresarismo y el emprendimiento.
- Da pie a sociedades corruptas donde se acaba la meritocracia y no importa el esfuerzo invertido para la creación de riqueza porque será repartida incluso entre los que no la merecen.
- Está disfrazado de un discurso social y colectivo que realmente solo busca el bien particular de unos pocos que ostentan el poder.
- Los mecanismos de participación son casi nulos, y la voz de los ciudadanos no puede expresar sus inconformidades.
- La economía se devalúa aumentando los índices de pobreza de manera significativa.
- Se apalanca en las juventudes como una aparente alternativa de cambio, invita a la violencia y a atentar contra la propiedad privada incluso con expresiones de violencia.
- Trata de llegar al poder mediante vías democráticas, seduciendo al electorado con idealismo.
El socialismo del siglo 21 es extremadamente peligroso para las sociedades democráticas y la única manera de derrotarlo es creando conciencia y derrotarlo en las urnas.